• adecuar nuestras costumbres y forma de cocinar para que sean más saludables.

• discernir mejor nuestras opciones alimenticias de tal manera que no sea la industria alimentaria la que determine nuestras elecciones.

• Darle al organismo lo que necesita para sentirse satisfecho sin caer en excesos o déficits alimentarios

Por ejemplo a nuestro cerebro le gusta la grasa y lo dulce.  La industria lo sabe y así enfoca el marketing de sus productos.  Usted puede tomar el control y hacer elecciones que le den saciedad y buena nutrición.

Puede encontrar buenas grasas en la palta, frutos secos y aceite de oliva por un lado y en frutas lo dulce.

Otro ejemplo sería un soufflé de verduras con algo de queso y aceite de coco ó aceite alto oleico (enriquecido con omega 9). Le dará saciedad,  buena nutrición y por lo tanto evitará el consumo excesivo de hidratos de carbono refinados.

¡Aprendiendo a comer con inteligencia!